sábado, 3 de diciembre de 2016

"(El amor)... es buscar un lugar donde escuchar tu voz"

Cada vez que se cierra la puerta, se siente morir. Y estúpida.
Espanta pensamientos con forma de insectos enmadejados, caminando unos sobre otros. Mueve las manos. Dice que no. Pero llora. Porque sí.
Piensa que no va a volver. Aunque siempre volvió. No hay lógica, teoría ni evidencia que la calmen.
Arde.
Cuando la locura cede apenas, se pregunta porqué. Respira. No hay respuesta. Sigue. Duerme. Despierta.
Ama.
Cada vez que la ventana se abre,  se siente abrasada por la vida. Y estúpida.
Cierra los ojos para que el viento la despeine. La desarme.
Sonríe y se enoja. Al mismo tiempo.  Porque sí.
Tiernamente fuerte, ama.

Se entienden. O no. Hablando de cualquier cosa. O de todo. Como si fuera nada.
Y el pensamiento estallado, como un vidrio.

Tal vez, percibe en esa perfumada piel, el mismo empuje. Esa necesidad de huida que la persigue.
Por todo, cuando él la toca, ella puede sentir que el mundo como lo conocemos no existe.