martes, 31 de julio de 2012

Pela Uno

Cerca de su casa hay una semi oficina... allí -en horas laborales- habita un muchacho que por suerte o por opción, ha devenido en "pelado con onda"... aunque más tarde, los hechos hayan determinado otra cosa.
Sucede que la cercanía y la frecuencia, los hicieron coincidir en un café. Palabras cuidadosamente pronunciadas, la convencieron de una cita no tan azarosa como el café en cuestión.
Paréntesis: sólo las palabras y algo de su simpatía. Porque si hay algo que decididamente ella no quiere nunca, es salir con un pelado, por más onda que tenga... en realidad no quiere salir con nadie. Pelado o no. Decires...
Al momento del encuentro, la hora demandaba una cena. Oportuna y gentilmente, él sugirió un lugar ameno, con variedades de platos... de paso se acordó (muy hábilmente de su parte) de las preferencias gourmet de su invitada. Punto para el pela.
Eeligieron el menú, y él miró en silencio la carta de vinos. La cierra, sonríe. Más silencio.
Llega la camarera, él toma la palabra:
-un crep de calabaza gratten y un lomo a la mostaza-
(bien, el plato de la chica siempre va primero. Otro punto más para su ábaco)
continúa...
-... y un Luigi Bosca Reserva-
la mira cómplice...
-vos no tomás cualquier vino... - cara de galán nato, cabeza (y pelada) ladeada, ojos medio fruncidos y sensación gestual de estar siendo ovacionado por el público del restaurante.
Ella se limitó a sonreír calladamente, con esas sonrisas que no dejan ver los dientes. Conocía la calidad y el precio de ese vino. Supuso cierto arte de seducción en la movida de su festejante. No le importó, pero decidió dar una oportunidad a algo... Y dejó que la cosa transcurra. Anécdota más, anécdota menos, él cuenta:
-... una vez salí con una amiga de mi prima, fuimos los cuatro a cenar, y la mina no dejaba de mirar el celular!!.. todo bien, viste? pero ponele onda... te estoy pagando la cena!!-
Silencio mortal. Hielo.
Una vez más, ella se limitó a sonreir... pero esta vez, ya no daba el beneficio de la duda. Esta vez sólo sonrió. Se alzó como justiciera de tanta arrogancia calva... y sólo esperó el momento de mostrar -verdaderamente- los dientes que ocultaba.
Momento del postre, en conclusión de una cena cuyo tono había cambiado de repente, para no recuperrse jamás.
Él: - te gustaría un postre?
Ella: sabiendo que este era SU momento -sí, a ver... hummmm... éste-
señaló en la carta algo que costaba cincuenta y seis pesos, que no sabía en qué consistía, sólo que figuraba en la lista de postres, y que aplicaría perfecto para su plan...
El: - a ver.. (mira) ah, buenísimo, es para compartir! -
sin entender mucho la onda, parecía entusiasmado y hasta un tanto libidinoso... chocho, ordenó el manjar (?) de cincuenta y seis pesos, moneda nacional.
La copa en el centro de la mesa. Dos cucharitas largas, como para revolver el submarino. No se entendía en modo alguno, cuáles eran los ingredientes del postre, pero era una bomba... en todo sentido.
Ostentando lo barato de su gala conquistadora, el pela ofrece la última bolilla  de la lotería chocolatosa.
Intentando acercarse a ella, inclina su torso sobre la mesa y le alcanza la cucharita cerca de la boca...
La imagen se congela.
En un santiamen, ella arranca la copa de la mesa, se engulle dos cucharadas al hilo y le lanza, como un rayo, una mirada que dice: como sola. Matate.
No importa ya cuál fue el desenlace de la velada... como collar que se rompe, todas las cuentas del ábaco de Pela, cayeron al suelo y rebotando se fueron por ahí...y sabido es que para no volver jamás.


lunes, 30 de julio de 2012

Prendí la estufa. Máximo.
Agarré el teléfono. Marqué de memoria.
Hablé. Corté. Esperé.
Bajé a abrir la puerta. Emoción.
Motín en mano. Estufa en traste.
Placer culposo. Chocolate y Dulce de leche.
Ay!
cinco lineas a fuego en la nalga izquierda...
Pentagrama en el que se inscribió una melodía de excesos antagónicos.


miércoles, 25 de julio de 2012

"Cuándo empecé a escribir mensajes que nunca envío?

A qué velocidad debo vivir para volver a verte?..."

Claro, entiendo que la vida sigue...
Sí, cómo no voy a saber que hay otras cosas en qué pensar... Toneladas de cosas... mil cosas...
El mundo está lleno de nombres, de gentes, de deseos y colectivos.
Estamos de acuerdo en aquello de que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, que tanto va el cántaro, que al que madruga, que los camellos, que la palmera, que la sábana y que el velador, que la tinta, que los vidrios, y que mis manos perdieron toda lógica.
Es verdad, ya no sé ni lo que digo... pero te lo digo igual... O no estás ahi?
No voy a mentirte, hice de todo por no nombrarte. Hasta incluso lo logré. Me tragué todas las palabras con las que te pensaba. Sí... y esas imágenes en las que inevitablemente me asaltabas, esas también... con un poco más de esfuerzo, pero se desvanecieron como todos tus ruidos... No, más vale que no fue fácil, me estás cargando!? no te burles de mi fragilidad... bueno, reite de lo que quieras...
Mirame, sí, mirame que te digo esto y ya me voy... aunque en realidad no quiera irme, y aunque nunca haya llegado... pero mirame de una vez, te lo pido... nada de todo esto tendría sentido si pensara en esas otras cosas, si deseara otros deseos y si subiera a otros colectivos. Porque sabés qué? mirame, te digo! no me importa nada...
y la vida sigue y no quiero que me siga de largo, Callate, ¿ no ves que me desespero por poder explicarte esto que siento...? si, si, si, ya sé que ahora no importa... pero así como estamos de acuerdo en aquello del cántaro, también lo estamos con más vale tarde que nunca...
Bueno... no, nada, de nervios me rio, ¿de qué me voy a reír? Ya sé que hay motivos infintos de risa, de hecho hay luz en todas mis mañanas y alegría y felicidad en mi alma hasta el día que me muera y después también, ¿te acordás que te había contado de ella aquella vez? Pero esto que quiero decirte es otra cosa... como que me falta o me sobra algo. Ahí está, o me falta presencia o me sobran recuerdos. Y eso sí que no sé como se conjuga... a mí dejame con los verbos! no, no sos imprescindible, para nada, es peor, o mejor que eso. Porque lo imprescindible viste como es, es como algo impuesto, sea por necesidad o por dependencia, o por cualquier otra bajeza...pero no, no es este el caso. No te necesito en lo absoluto. No!! no estoy enojada! Cómo se te ocurre? Está bien, que sea jodida no quiere decir nada más que eso. Soy así, y ya lo sabés, no sé qué te extraña ahora...
Bueno... No!!! te dije que de nervios, me rio... porque no sé cómo se hace ahora que ya pasó tanto o no tanto tiempo para decir algo que ni siquiera sé si te importa, o siquiera si vale la pena, o la alegría o lo que fuera... Fui y vine, subí y bajé, pero...
(                                                       )
Como te decía, hoy estaba viendo un película, capaz la viste, 5 centímetros por segundo se llama, mirá http://www.youtube.com/watch?v=c4MNzzz5ABI la busqué ahí en ese lugar donde vos me dijiste, pero este es el trailer, como para decirte más o menos, pero yo ya la vi, hace un rato--- ah, no, cierto, te estaba hablando de otra cosa... yo también te quiero. Eso. Punto. No, también no. Te quiero, si. Aunque no vuelva a verte nunca más en la vida. Ahora sí, punto.


Si quisiera evitar mi soledad, bastaría estar con alguien más,

Porque las estrellas parecen caer, no puedo mentirme otra vez...


...Siempre espero ver tu sonrisa, apareciendo en esta ciudad


En el paso a nivel, esperando por el tren

Aunque sé que no tienes motivo para estar aquí




(Y si lo repito tres veces? ...) 


miércoles, 18 de julio de 2012

Eslabón de lujo

Para nosotras, el lavarropas es el mejor amigo de la mujer. Simple y llanamente, lo amamos. Es nuestro electrodoméstico favorito. Tranquilamente podríamos prescindir de todos los demás. La humanidad ha dado sobradas muestras de ello.
El idilio de pompas de jabón es cotidiano. Las ropas flameando al sol cual estandarte de la liberación del refriegue, es el símbolo de nuestra conquista. Oh sí!
Nos volvimos expertas en productos baja espuma y sustancias blanqueadoras. Guardianas de la suavidad de fábrica, de prendas exclusivas. Lectoras e intérpretes profesionales de etiquetas con símbolos contundentes, los mandamientos del lavado.
Somos, por fin, libres e independientes. Sabemos lo que queremos, y lo queremos limpio!!
Como si esto no fuera suficiente, el amor hacia nuestros hijos, goza de la misma blancura que sus medias. Es perfumado. Siempre radiante. Amar a un hijo limpio y que juega al sol, es el deseo de toda madre. Deseo universal.
Y por qué lo amamos? (no, no a nuestros hijos, al lavarropas...) porque mientras damos a nuestras prendas ciclos de spa, nosotras podemos hacer las cosas importantes de la vida, sin perder tiempo.Que es oro, y que nadie tiene, o tenemos poco, o queremos tener más, o simplemente no queremos perderlo por amarretismos indescifrables. El tiempo es nuestro. Punto.
Entonces apretamos la tecla del olvido, y vamos a buscar lo realmente importante, como zapatos en oferta, peluquerías abiertas las 24 hs para que nuestros cabellos gocen de la misma magnificencia que la ropa que vestimos. Pero ojo, bien sabemos que esa ropa en algún momento tenemos que sacárnosla, entonces, sin perder tiempo ni por asomo, vamos al gimnasio, en el mejor de los casos, en los que aun conservemos algo de impulso vital, y sino, de una a los injertos de ácidos varios, que poco tienen que ver con los lisérgicos, pero que hacen maravillas de nuestras inafortunadas y mullidas caderas. No queremos perder tiempo, pero si hay algo que queremos perder y nunca volver a encontrar es la celulitis. Amén.
En esta frenética revolución cultural y de género, sabemos que al volver  casa no vamos perder tiempo en cocinar nada, ni siquiera en calcular calorías, porque hicimos el pedido a Coto digital mientras se centrifugaban las sábanas!!! llega a casa el delivery de lo impensado, hasta de viandas light, por si las enlatadas de coto no nos dan confianza.Confianza: no sabemos que es, pero se sabe que hay que sentirla para tomar esas decisiones inaplazables, como por ejemplo qué cepillo de dientes comprar. Para que nos queden tan blancos como la ropa.
No debemos olvidar que la ropa se cuelga al sol, mientras las flores exhalan su fragancia primaveral. Si no tenés sol, no te preocupes, hay envases atomizadores que traen a tu hogar el perfume de las campiñas italianas y los prados de fresias... o de la flor que inspire tus momentos.
Ahora sí, terminó el ciclo de lavado, adoraste las blancuras y perfumes varios, estás radiante como las camisetas de tus hijos, y no perdiste ni un segundo. Aleluya!!







jueves, 12 de julio de 2012

Negrura pura

Embravecida, es una ráfaga de peste negra cuando combate intrusos. Nada pasa inadvertido ante   su mirada sagaz. Lleva y trae los ruidos de la batalla. Su paso es torbellino. Como una sombra veloz y aguerrida...
Proclama sus vicisitudes, pero sabe valerse sigilosamente del incógnito cuando es ocasión.
Es suya la originalidad de todas las miradas. Sus pupilas, hipnóticas y destellantes. El brillo de lo salvaje en su anatomía irradia el resplandor de su color negro.
Es negrura pura.
Pura y maravillosa.
Porque pese a su coraje guerrero, sabe percibir y festejar la calidez de la amistad. Su presencia cambia toda escena, porque trae con sigo la ternura y la fidelidad inmaculada. Trae juego. Trae lo simple y lo enroscado.
Como ahora, mientras escribo, que -no sin haber dado las consabidas mil vueltas- se hace un bollito entre mis pies.