jueves, 28 de junio de 2012

Piedad?


Música ven a mí y hazme callar...Piedad?
piedad piden los débiles, me dijeron. No pido nada. Llamo a la muerte de todos mis ruidos a que me decapite con magnífica perfección. Música, por favor...
"...lo mismo podría haber sido una budinera"

De una

Dejo guardadas las alas que me dabas para hundir mi huella en la fresca mullidez de este camino por el que te voy a encontrar y te imagino esperándome con los brazos abiertos porque es así como te recibiré cuando me vengas a buscar.

SUSTANCIAS...


(Sus tantas compañías)

Desde el patio hasta la calle por las veredas del sol, y también por las más sombrías cuando caminar es compulsión, mientras me digo en silencio algo que ya me había dicho.
No puedo mirar sin verle ahí, acá, por allá y alrededor
Algo se materializa, se hace luz respetando la oscuridad secreta
... trayendo y dejando lo sustancial.


lunes, 25 de junio de 2012

Ticket to ride

El color lila de una remera con manga tres cuartos, atraía a cualquier ojo a espiar por esa valija mal cerrada.
Como quien la arma al tun tun, sin reparos. Siquiera cuidando la mas mínima pertinencia entre el clima o la estadía. Una valija rechoncha. Densa. Difícil de maniobrar de aquí para allá. Exponente paradigmático de la consabida maleta de loco. Asomaba la manga lila. Y vaya a saberse qué más habría alli. 
Lo cierto es que fue aplomada en el asiento trasero medio polvoriento de uno de esos autitos europeos... Vehículos que cofcofean al zigzag de senderos enrulados. Así llegué al análisis. Así no, en realidad. Porque más tarde me enteraría que el análisis es otra cosa que viene después de que uno llega. O no viene nunca, aunque uno haya llegado hace rato. 

Se dice por ahí que el analista es como un viajante que se sienta del lado opuesto a la ventanilla, mientras el analizante relata el paisaje...                                                             
Sentada a la derecha de Freud Padre Todopoderoso, me adentré en ese cochecito, por los caminos del inconsciente. También se dice que el deseo es huella y camino. Y vaya si lo es!!! Un rally despiadado.
Algo sé también: que de la transferencia se habla en maniobras. Porque uno va y maneja lo mas campante: que mirá las vaquitas por allá, que qué lindo el laguito de más acá... pero cuando en el horizonte se advierten los bueyes perdidos y el camino ya no es tan soleado... ahi la cosa cambia. Ni hablar de si el buey aparece descarnizado en el medio del paso, hediondo de moscas y pustuliento de gusanos, como si la putrefacción misma se hubiese hecho carne inmunda en él y solo en él... ahhhhh no, ahí nadie quiere mirar para adelante. La inmovilidad del espanto demanda respuesta inmediata a nuestro copiloto. 
Yo misma levanté las manos del volante, en intento de arrojarme, con tal de no tener que tolerar la escena del buey, ni ninguna otra de ínfimo tenor. Ahí aparece él o ella. Nuestro copilto designado, elegido sustitutiva y transferenialemente, con amor infantil. Hace su heroico enlace de cadena significante, como cowboy que enlaza ganado, Analista. Es él o ella quien da el volantazo, e impide que el carcajo en el que emprendimos la hazaña, vuelque. La mismísima maniobra de la transferencia.
De Analista lo hemos esperado todo. Pero la transfenomenicidad de su presencia, nos ha dejado solos. Sola. Pataleando por ese amor que no tiene ton ni son, como la maleta del loco. Berrincheando por que Analista me lleve a pasear, y me diga qué empacar en mis quimeras. Y nada. La incógnita, mantenida con vehemencia... 
Trascendida la escena y desmitificado el horror del cadáver y perfilado otro atajo en el paseo, la liviandad reclamaba que se tomaran acciones con la rechonchez del equipaje. Al naranja del atardecer, le aconteció el pase. Analista había devenido en mampostería. Había por fin, caído. 
Como en la cinematografía onírica, ya el auto no era el cofcofeante sajón o germano. Del mismo modo que en la proyección de personajes nocturnos, sabemos que ese es ese y no otro, aunque tenga cara de otro, o aunque hasta unos segundos hubiese sido aquel, así de simple. Jeroglífico puro.
Me vestí con la remera de la manga que asomaba. Chau a la maleta y al enjambre de compulsiones reeditadas. Rollos enredados de negativos de fotos nunca reveladas. Ahora vuelvo a elegir, ahora elijo... Baby you can drive my car, yes I'm gonna be a star, baby you can drive my car... and maybe I'll love you...





Beep beep, beep beep yeah!!!




martes, 19 de junio de 2012

Deseo: brújula esdrújula


Preséntate
échalos
distribúyeme.
Encuéntrame
relocalízanos
cuéntate.
Dibújalos
desenrédate
anúdame.
Adviértelo,
diviértete
subviértenos...

martes, 5 de junio de 2012

Gerundio impune

Me pasó de abrir la puerta para salir a jugar, y encontrarme con los oficiales montados de la Real Academia Española, que me apabullaron. Me metieron para adentro, no me dejaron salir.
En semi penumbras desplegaron su artillería sobre mi mesa de trabajo (que es la misma en la que me siento a comer). Eran muchos, como diecisiete... o más.
No querían prender la luz. Los miraba desde mis pupilas apresuradas, como intentando descubrir a qué venía tal arresto.
Se hablaban entre ellos. Usaban señas desarticuladas, con micro gestos indescifrables. Gestos de ira, de indignación. Todo rápido, como la luz de un rayo, con ruido sordo a encono.
Finalmente, tras haber descalabrado toda mi casa, encontraron la evidencia: la palabra, parole, word, begriff...
Todas disfrazadas, prontas a salir a escena. Tímidas ante esas miradas, pero seguras del papel que tenían que representar, se sentaron a mi lado. Tuvieron que acomodar un poco sus plumas y ropajes. Una tenía miriñaque... pero se sentó igual.
Cruzamos miradas -como las de ellos, pero más decorosas y sutiles- sabíamos por qué venían. Nosotras no estábamos dispuestas a ceder. En lo absoluto. Declarábamos la resistencia. A lo que fuera.
Interrogatorio.
Todas calladas. Yo también. Nada.
Amenazas. Más silencio. Complicidad desde pestañas enruladas, collares de perlas. Todas nosotras, damas de ninguna docilidad. Calladas.
Dieron en llamar a la Santísima Puntuación. Llegó el representante más puntualmente puntuado.
Nos observó.
Calladas.
No tardó en llegar el Consul de Gramática, tierra abnegada, colonia española. Pero no tan real como la Academia.
Calladas.
Horas de silencio inmóvil. De hueco.
Rompieron todo. Se llevaron papeles. Algunos márgenes. Ninguna nota.
Bailamos a la luz de la luna tras su partida.
Les sacamos la lengua a la cola de sus caballos.
Sabíamos que era nuestra fiesta. Y la celebramos. Plena de excesos. Hiperbaton y metáfora. Metonimias rimbombantes. Y las más confundientes de las semánticas.
Sí, Confundiente. Ella, la estrella en aquella noche. Por ella habían venido, pero nosotras la ocultamos. Y no la descubrieron. Saben que existe, la quieren. Pero ella es de acá. De este refugio. Sólo canta para íntimos amigos, para quienes saben apreciar su tono y su cadencia noctámbula.
Es mística, y es femenina.
Ellos tienen su gerundio. Y cómo lo tienen! lo inventaron sólo para ser impunes.
Desde los comienzos de los siglos letrados, sirve para excusar al más de los cretinos. Una carta que está llegando, un barco que está partiendo... qué es en verdad? nada. Porque ni partió ni está en puerto. Ni llegó, ni se escribió, quizás.
Entonces, los hombres de poca monta, lo capitalizan para su causa.
Como queriendo montar - valga el verbo en redundancia con el sustantivo -esos caballos de talante señoral. Garbo que estos animales majestuosos pierden por completo a causa de tener un infelíz sentado en sus ancas, alardeando briosidad. Que le pertenece por completo e indiscutiblemente al caballo.
Esa perpetración en la acción no hecha, pero con pretenciones de ejecutabilidad, dejan ver la maraña mediocre  de excusas baratas y poco inventivas.
Vamos, señores!!! qué es eso de "estoy yendo"?  O aquello de "vamos viendo"?. Ni qué decir de "estoy tratando"!! No es más que una impunidad artificial legitimada -impunemente, repito-
De ustedes, sépanlo, nos reímos nosotras.
Porque calladas, no nos descubren. Aunque huelen nuestros perfumes bien en sus narices. Somos una con Confundiente. Un misterio para ustedes.
Una burla a vuestra hostilidad.
Vean, acá se lo estamos escribiendo...