lunes, 22 de octubre de 2012

fantasma

qué es esta fatalidad... de verte quieto, de escribirte sin leerte, de escucharte y no tocarte...
de saberte ahí, pero no encontrarte acá.
Es tan cruel la topología de tu espacio... vacío.
A golpes contra las paredes por las que camino, por no llorarte.

Morite, andate de una vez. Ya no vuelvas. O llevame con vos.


La suposición de lo supuestamnte sabido, De no saber nada. De saberlo todo, y que sea la misma desventura del desencuentro. Fue tan soleada la la aventura de encontrarte en el pasaje de mi intimidad...
¿Dónde te fuiste? ¿y por qué?
La racionalidad explicativa enmudece... estoy sola. Con el conjuro de que ésta, la número mil, será la última lágrima... tan última como las otras novecientas noventa y nueve.

Viste todos mis detalles... imperfectos. Y tu risa los volvíó brillantes.
Nunca más te pensé, pero todo te nombra. Quise enterrarte en el olvido. Bajo el barro en el que dejamos una lúdica huella... Brotás una y otra vez.
Y no sé si es tu recuerdo o mi ideal. Sos tan efímero como contundente. Sos mi misterio favorito y más temido.
Lo que espanto por la puerta... vuelve por la ventana. Un fantasma.
Tu rareza particularmente adorable me hace querer creer que nunca exististe...

Por las bambalinas de un teatro, sobre el aire montado, canté todos mis silencios para complacerte como Christine a Erik, en la Opera Garnier.
"Seguramente, si su (mi) corazón seguía haciendo tanto ruido, iban (s) a oírle. Tomó (é) su (mi) corazón con ambas manos para hacerlo callar. Pero un corazón no es como el morro de un perro"

Corrí por los subsuelos de la literatura en la que me refugio. Tu espectro me salió al paso.
Le pedí a Dios, ya sin respirarlo. Y a la Ciencia y su torpeza. Aún, sin respuestas
Solo un viejo conocido vino a tranquilizar mi espanto:
"...Amigo mío, un fantasma no puede existir, y no creo que las leyes de la Naturaleza admitan excepciones en favor de la aristocracia inglesa."

Dejame tocarte. O dejá de tocarme desde esa, tu otra realidad.


 

1 comentario:

  1. El estilo inigualable que surge de la experiencia más honda y de las rasgaduras que el camino del tiempo hace en la vestidura del alma. Sirve el dolor para que el arte exista. Sirven estos amores para que algunas escribamos diarios, poemas, relatos o novelas... Poeta. Brillante Poeta en etapa final de construcción. Norah

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