lunes, 21 de mayo de 2012

El Seminario

Resulta que hoy compré un libro.
Y qué libro.
Un impensable, para mí.
Como si eso fuera poco, estoy chocha con el.
Hace más de diez años que transito los pasillos de ambas mazmorras Psi...
Sí, más de diez años. Lo escribo y se me fruncen los ojos, como si no quisieran ver en la pantalla esta de papel virtual, una verdad tan bochornosa.
Supongo que lo superaré, o no, pero al menos espero recibirme en breve. Tampoco sé muy bien para qué, pero ese es otro canto.
Resulta, entonces, que ahora en mi biblioteca mínima, está él: la perro -chiste. Malo, pero inevitable- Lacan.

Llegó don Jacques a esta humilde morada. Él y su matemática afrancesada, de hermenéutica libidinosa.Yo le dije muchas veces que con el aporte de Saussure, cualquiera es Gardel. Se lo dije y de muy mala manera. Enojada. Rasgandome las vestiduras, como acostumbro cuando algo me enerva. Aunque tal enervación sea fruto de mi ignorancia, claro. Pero me las rasgo igual. No escatimo en el gasto textil, ni en la exageración de las proclamas. 
Acérrima para la oposición a los freudianos y post freudianos, y casi nazi para los lacaneanos, hoy soy toda tolerancia. Bueno, casi.
Sé que las malas lenguas acusarán tal tolerancia de tendenciosa e inconsistente, pero no es así. Vean.
Haber dado paso a mis ojos para que se adentren en senderos de grafos y matemas, en colinas de campiña francesa, es parte de mi excursión intelectual. Como quien agarra la bici y se va por ahi.
Sabemos que a Michel nada lo corre ni un milímetro de mi corazón pulsional. Ninguno de sus compatriotas, ni ninguno de sus congéneres. No obstante, él me dijo que el estructuralismo no es un método nuevo, sino la conciencia despierta e inquieta del saber moderno. No puedo ser más estructuralista que el estructuralismo. No lo soy, tampoco. Sí inquieta. 
Por eso, mis pies me llevan por la vastedad de las letras. Todas las que pueda abarcar. Que son muchas menos que las que desearía conocer. 
Así llegué a ese camino -que más tarde otro coterráneo indicaría de- inclasificable. 
Ahí estamos todos. Los que sí y los que no. No hay una divisoria de aguas de locuras más o menos.
No hay eso del bushido del no-gris. Acá estamos todos, como en un mar de caras en hojas de diarios... crónicas de vidas de todos los matices. Y  ninguna clasificable.
Algunas teorías hacen creer a algunos fanáticos, que no hay nada más allá, ni más acá ni más después. Y eso quita toda nobleza a la teoría misma. La echa por la borda, la fulmina, la ultraja.
Realmente no es imperativo conocer si el destino de Freud, el Che Guevara o Cristo hubiera sido otro de haber continuado ellos vivos. Lo que sí es casi un deber ético, es la elucidación de un supuesto saber. De un Otro supuesto al saber, como dice acá, mi nuevo amigo.
Seminario 3. Psicosis para todos y todas -otro chiste, peor que el anterior- 
Lecturas inquietas. Siempre.





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